De la salud planetaria al equilibrio global
Por Oswal Alonso
Anualmente, en el mundo, están muriendo y siendo desplazadas por la violencia y las catástrofes naturales alrededor de 47 millones de personas, así lo afirmó la investigadora Dennia Domínguez Rojas, quien realiza su doctorado en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
La investigadora en temas de salud planetaria en la formación docente, participó el pasado 20 de febrero con la conferencia Repensar las relaciones: De salud planetaria al equilibrio global desde la construcción de paz, en la Jornada académica para una cultura de paz, organizada por el Centro de Investigación Interdisciplinar para el Desarrollo Universitario (CIIDU).
En su participación virtual, reconoció que siendo experta en temas de salud y calidad de vida, las investigaciones que han desarrollado otros científicos y las suyas la han llevado a pensar que no se ha encontrado la forma de sustentabilidad viviendo en bienestar y gozando de salud, sin pensar en las relaciones pacíficas, las relaciones de conflicto o violentas, partiendo de la idea de que no hemos sido capaces de resolver grandes problemáticas de la humanidad.
Contextualizó el problema compartiendo que anualmente en el mundo están muriendo y están siendo desplazadas por la violencia y las catástrofes naturales alrededor de 47 millones de personas, y para ilustrar el fenómeno también compartió que en el momento de dar la conferencia estaban muriendo 5 mil personas, lo que preocupa porque las dos cantidades son del tamaño de un país.
Independientemente de las cifras, dijo que lo más importante es pensar y trabajar en las causas y cómo enfrentar los fenómenos naturales, “el problema socioambiental que enfrentamos lo hemos buscado resolver desde la Revolución Industrial, pero no lo hemos conseguido”.
Dennia Domínguez presentó los resultados del trabajo que realizó el Centro de Resiliencia de Estocolmo, para conocer el riesgo en el que nos encontramos y la fragilidad humana en los procesos biogeoquímicos, uso de agua, uso de suelo, pérdida de biosfera, nuevos contaminantes y forzamiento radioactivo; la mayoría sobrepasa los límites, explicó.
“No es que en este momento se vaya a acabar todo porque rebasamos los límites, sino que estamos haciendo que la vida sea más complicada para las próximas generaciones. Eso es un problema porque se generan enfermedades, conflictos, guerras y porque forma parte de la cotidianeidad en el planeta, y con ello reforzamos la agresión a la salud y la vida”, aseguró.
De acuerdo con los datos presentados, existe una crisis de salud pública, de enfermedades asociadas con la producción subalterna, que también tiene que ver con la extrema pobreza, nuevos patrones tecnológicos y de consumo. Además de la comunicación y superposición, están las comorbilidades, los riesgos y determinantes socioambientales de la salud humana.
Finalmente, explicó que la salud planetaria implica lograr el máximo bienestar y equidad global considerando la interdependencia entre todos los sistemas: humanos –políticos, económicos, y sociales- y los naturales que sustentan la vida dentro de los cuales la humanidad puede florecer.

Foto: Cortesía.

Diseño: Eimee Hernández.