La Escuela Nacional Preparatoria

Por Miguel Melo

El pasado 2 de diciembre se cumplieron 157 años de la creación de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) en México, conmemoración significativa porque en su momento representó la apertura de este ciclo educativo con un enfoque laico, de pensamiento reflexivo con sustento en la experimentación, previo a los estudios especializados del nivel superior.

En 1867, el 2 de diciembre, el presidente Benito Juárez García, expidió la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal, en la cual se establecía la fundación de la Escuela Nacional Preparatoria; la instrucción fue que se impartiera como antecedente para ingresar a las Escuelas de Altos Estudios. Días después, el presidente Juárez nombró a Gabino Barreda, como director de la ENP; el 3 de febrero de 1868, se inauguró el primer ciclo escolar con una matrícula de 900 alumnos.

Al triunfo de la instauración de la República en México, una tarea apremiante fue la reconstrucción del sistema educativo, pues la educación en todos sus niveles estaba bajo control de la iglesia católica.

La creación de la ENP significó un paso de primer orden en la implantación de un sistema basado en la supresión del dogmatismo y la aparición del razonamiento lógico basado en la práctica experimental. En este nivel se hace la última revisión a todas las áreas del conocimiento científico, antes de entrar de lleno a los estudios especializados del nivel superior.

A 157 años de su creación, las escuelas y planteles encargados de la enseñanza del nivel de preparatoria, divididos en múltiples subsistemas a todo lo largo y ancho del país, enfrentan una problemática compleja que incluye a estudiantes, profesorado, infraestructura y otros, que sumados requieren una respuesta multidisciplinaria e interinstitucional por parte del Estado mexicano.

La matrícula actual en este nivel es de alrededor de 5.5 millones de estudiantes, el promedio de edad va de los 15 a los 18 años. Se estima que de cada 10 estudiantes que ingresan a este nivel de estudios, 7 concluirán satisfactoriamente esta etapa y tres abandonarán la escuela, lo cual ubica a estos jóvenes desertores (mujeres y hombres) en una situación de desventaja social, laboral y económica.

Las principales causas que obligan a abandonar la escuela son la precaria situación económica, la desigualdad, la violencia, y la paternidad o maternidad prematura. Estas condiciones presentes en las y los jóvenes también les ocasiona incertidumbre emocional, por lo que la respuesta de las instituciones educativas del nivel de preparatoria no sólo se circunscribe a la instrucción educativa, sino que implica también capacitación para el trabajo, y apoyo y orientación emocional.

Por su parte, las instituciones educativas carecen de recursos económicos tan sólo para cubrir los requerimientos educativos de su plantilla de profesores, para el mantenimiento, adecuación o modernización de su infraestructura; además, ahora se les ha incorporado el compromiso de aumentar la matrícula.

Sin duda el sector educativo se mantiene con recursos económicos, pero es necesario atender también problemáticas específicas en cada uno de los niveles de la educación; en el nivel de preparatoria y los subsistemas que lo integran, es un derecho constitucional para el estudiante y para el Estado representa una obligación impartirlo.

En este nivel se requiere una oferta educacional a través de varias vertientes para que la preparatoria sea óptima, capacitante, estimulante y orientadora en beneficio del alumnado en particular y de la sociedad en general.

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