A la comunidad universitaria de la UAEM

Al iniciar el año 2020, no imaginábamos los efectos múltiples que la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19, tendría sobre nuestras vidas, nuestras familias, nuestras ciudades, y las diversas comunidades con las que nos identificamos. Tampoco eran previsibles los impactos sobre el funcionamiento de las instituciones públicas y privadas, provocadas por los factores de riesgo que han configurado el escenario de incertidumbre que nos limita.

Para enfrentar los efectos de la crisis sanitaria, en la UAEM ha sido necesario reorientar e innovar en diversos ámbitos de la vida universitaria. Las políticas y acciones más urgentes se dirigieron a evitar la paralización de los procesos de enseñanza–aprendizaje, el desarrollo de la investigación científica, la promoción de las humanidades, la difusión de la cultura, del arte y de los deportes; cuyo colapso hubiese tenido implicaciones irreversibles para la continuidad del proyecto civilizatorio que representa la UAEM.

La persistencia de la incertidumbre constituye un factor de riesgo que podría prolongar la crisis financiera que sigue lastrando la administración universitaria.

Los universitarios que realizan funciones directivas, académicas y administrativas han desplegado sus mejores esfuerzos para gestionar el desarrollo de los principales procesos educativos y administrativos que han requerido de soportes digitales.

De manera oportuna se han aplicado los protocolos de prevención sanitaria y protección civil, indispensables para proteger la salud de los universitarios y garantizar el cumplimiento de las funciones esenciales de la UAEM.

Al cierre del año y del semestre, la UAEM consiguió superar razonablemente los obstáculos que amenazaban con interrumpir sus actividades esenciales.

Los universitarios hemos participado en procesos de aprendizaje acelerados, que han implicado la reorientación de nuestros esquemas habituales; pero al final del día, hemos conseguido sobreponernos gradualmente. Es en el ámbito de la adaptación e innovación, donde se han producido las expresiones y prácticas de sobrevivencia más significativas en este año que vivimos en riesgo.

Por todo lo anterior, quiero reconocer ampliamente la participación y contribución de todos los universitarios: alumnos, maestros, investigadores, trabajadores administrativos y directivos, en los procesos inéditos que se han presentado durante el año que termina.

No podemos ni debemos bajar la guardia. Los riesgos persisten. Muchas familias están de luto. A todas ellas les expresamos nuestro respeto y acompañamos en su duelo.

El año 2021 nos impondrá nuevos y más complejos desafíos. Los efectos de la crisis sanitaria que se han combinado con la crisis económica, persisten en su gravedad y complejidad.

Mantengamos en alto el espíritu universitario, abierto a la crítica, al conocimiento científico, sensible ante las diversas manifestaciones personales y sociales en las artes, las humanidades, la tecnología y las prácticas deportivas. Pero sobre todo, mantengamos en alto nuestras expectativas más esperanzadoras sobre el futuro.

Aprovecho la ocasión para invitarlos a continuar con las acciones de prevención, a mantener la sana distancia, a evitar las reuniones sociales de alto riesgo, y en especial a atender los llamados de las instancias científicas y médicas para preservar nuestra salud y la de nuestros seres queridos.

A todos los miembros de la comunidad universitaria y a sus familias, les deseo un Feliz Año Nuevo más venturoso que el año que concluyó.

Por una humanidad culta

Una universidad de excelencia

Dr. Gustavo Urquiza Beltrán

Rector