Riesgos del confinamiento en la salud mental de los universitarios

Por Oswal Alonso

Durante el confinamiento obligado por la pandemia del Covid-19, el Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología (CITPsi) identificó alteraciones en la salud mental de la comunidad universitaria, al enfrentarse a nuevos entornos laborales virtuales sin conocimientos previos.

La responsable del programa de Salud Mental del CITPsi, la investigadora Bruma Palacios Hernández, entrevistada sobre las repercusiones que han enfrentado tanto los trabajadores como estudiantes de la UAEM, dijo que al romperse la interacción social, elemento básico en la estabilidad emocional de las personas, se desencadenaron una serie de alteraciones, como el miedo y el estrés.

“Algunas de las reacciones psicológicas que identificamos, particularmente al inicio de la cuarentena, era mucho miedo al contagio y por lo tanto, mucha incertidumbre, sobre todo por la modificación de nuestras actividades y no saber hasta cuándo terminará la pandemia”, dijo.

Palacios Hernández agregó que en el caso de los universitarios, “están sobrecargados de actividades, se perdieron los límites entre la casa y el trabajo cuando iniciaron los ambientes virtuales, los horarios laborales y escolares, también se perdieron, lo que produjo agotamiento y una sensación de soledad que ha implicado el confinamiento”, alertó.

“Desde el inicio de la cuarentena identificamos la alteración del sueño y la capacidad de concentración, lo que les ha traído problemas para realizar su trabajo, tienen irritabilidad y dificultad para tomar decisiones básicas; en muchos casos hay estrés excesivo por la situación económica derivada de que los proveedores de la familia perdieron el empleo, esto ge-nera también otros problemas personales”, expresó.

“El confinamiento nos ha hecho más sedentarios, en algunos casos la aparición de respuestas emocionales son mucho más alteradas, quizá ya existían dificultades emocionales, sobre todo de-presión y ansiedad, pero vimos más estos síntomas debido al estado de alerta prolongado; au-mentó el estrés por los ataques de pánico, lo que nos llevó a ver un incremento en el uso de tabaco, café, alcohol, incluso hasta drogas, usadas como me-dida para afrontar la tristeza, el miedo o la depresión”, dijo.

Bruma Palacios observa que los universitarios han tenido la posibilidad de adaptarse a rutinas después de cuatro me-ses de confinamiento, aunque considera que si los síntomas persisten, deben buscar apoyo profesional en instituciones públicas o en el mismo centro de investigación donde existe un programa de salud mental, por-que se corre el riesgo de llegar a actitudes suicidas.

“Es importante señalar que las comunidades universitarias y escolares en general, necesitamos un programa de salud mental, estos meses de contingencia sanitaria han puesto bajo la lupa la urgencia de atender a todos los sectores pero hace falta inversión para que estos programas sean posibles. Se está generando la discusión y está en la mesa como prioridad nacional”, concluyó.

Fotos: Cortesía.